miércoles, 28 de julio de 2010

La historia que nadie se atrevió a contarte: Capítulo 5

Kirk me dijo que prefería mantener todo esto en secreto, el pueblo no estaba listo para una noticia así, y menos viniendo de un par de extraños como nosotros. La verdad es que tenía toda la razón pero aun así no podíamos quedarnos de manos atadas, era necesario hacer algo, si no por el pueblo al menos por nosotros.

Decidimos ir a la capital para investigar que es lo que en verdad estaba sucediendo, pensamos que si llevábamos una fotos del cementerio sería más fácil que nos creyeran. Optamos por llevar dos juegos de fotos, que sacamos con la cámara instantánea de Kirk… no creí que aún funcionara, ya que me dijo que la compró cuando le pagaron por primera vez en el estudio donde trabajaba. La razón de los dos juegos nos ayudó mucho cuando llegamos a Berlín.

No pretendíamos que fuera un viaje largo, una semana cuando mucho. Jamás en mi vida había visitado Berlín y las circunstancias en las que lo visitaba me impidieron emocionarme, simplemente lo vi como una ciudad más, total, ciudades hay muchas. Pasamos tres días visitando oficinas gubernamentales y e hicimos todo tipo de trámites burocráticos para conseguir una cita con alguien que pudiera ayudarnos. En la mayoría de los casos esos trámites no funcionaban en nada, solamente nos hacían perder el tiempo. El viaje duró al rededor de dos semanas, todo gracias a la red burocrática que cubría las oficinas.

La única persona que nos recibió fue un secretario de algún ayudante de algo del ejército, la verdad es que soy muy malo con los cargos, puestos, rangos o investiduras, hay gente que es mala con las caras, fechas, nombres y demás, pues yo lo soy con las etiquetas, me gusta llamarles así. Ese secretario tomo nuestros datos y se quedo con un paquete de fotos, Kirk me había dicho que no mencionara nada del otro paquete, y así fue, cuando le hicimos creer que era la única evidencia casi se abalanza sobre ella. Al salir de la oficina Kirk me dijo que tendríamos que esperar en el hostal donde nos quedamos por unos días, ya que esa fue la dirección que les dimos al militar que tomo nuestros datos. Antes de regresar a dicho hostal Kirk entró al edificio del servicio postal y el segundo paquete de fotos lo envió a una dirección de Suiza creo, no pude ver muy bien que escribía pero me pareció que uso un nombre falso, eso o no tenía la más mínima idea de la realidad de Kirk.

A los días de haber salido de la oficina donde nos quitaron las fotos llegaron al hostal 4 militares con uniforme y una persona simplemente con traje, entraron casi a la fuerza a nuestra habitación y nos pidieron de la manera menos cordial posible que los acompañáramos a responderles unas preguntas.

Nos separaron al salir del cuarto y nos mantuvieron dos días en la sala de interrogatorios, dormía en un catre que estaba puesto justo cuando entre a esa sala, recuerdo que en ese momento pensé que no sería fácil salir de aquí y no lo haría pronto. Tres días nos mantuvieron interrogándonos, todo tipo de preguntas, todo tipo de métodos y de especialistas pasaron por esa sala, supongo que con Kirk fue igual, no lo vi hasta que nos dejaron ir, lo único que me dijo fue que necesitaba un teléfono. Pensé en decirle que usara el del hostal mientras yo preparaba la retirada pero por la situación en la que nos encontrábamos decidí que sería mala idea.

Salimos del hostal y en la noche ya estábamos en el pueblo, yo me disponía a dormir pero Kirk subió al ático de la armería, que ya era prácticamente mi casa, y me explicó que el paquete con fotos se lo mandó a una amiga suya que vive en Suiza, los militares sabían eso y le dijeron que necesitaban esas fotos también, así que le llamó a su amiga para que no cooperara con el ejército, Me dijo que pronto tendría más noticias de ella, decía que contaba conmigo por si las cosas se ponían feas.

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