sábado, 15 de octubre de 2011

Compaña

En sus 21 años de vida no había tenido nada interesante que hacer, trabajo un tiempo en las minas y después se dedicó a poner bebidas en el bar del pueblo, las propinas de una noche eran mejores que lo que podía ganar en las minas en una semana (contando lo que ganaba de las apuestas que hacía con sus camaradas).

Cuando llegó la guerra mintió sobre su edad para no ser llevado de conscripto, al principio la gente del pueblo lo veía como un traidor, incluso lo despidieron del bar donde trabajaba… Y sus padres no querían un traidor en casa, así que se fue a la capital. Encontró trabajo en la oficina de correos, desde abajo, es decir como ángel de la muerte, sería él el encargado de llevar los telegramas a las familias que habían perdido un miembro en combate, y sí, la mayoría eran para su pueblo.

La primera semana no fue bien recibido, le cerraban la puerta en la cara, lo golpearon y atracaron varias veces, lo normal para una persona de su clase en una sociedad conservadora y retrógrada como esa. Al paso del tiempo la gente cambio, ya que era la persona más joven del pueblo, con 23 años. Las viudas se le insinuaban, él le correspondía a algunas, pero realmente no podría con todas, las señoras que habían perdido un hijo le invitaban la cena, la cual aceptaba gustosamente.

Jamás paso de repartidor de la oficina de correos, cosa que le hizo reconsiderar su viejo pueblo, y así fue. Recuperó su trabajo, pero ahora se dedicaba a la parte administrativa del bar, cosa que hacía con un talento nato.

Una noche mientras veía la silueta desnuda de una de todas esas viudas a las que les correspondía comenzó a escuchar cadenas arrastrándose por la calle empedrada del pueblo, el sonido cesó rápidamente. Esa fue la primera de muchas noches que escuchó las cadenas, después el sonido no se iba, lo acosaba toda la noche y un par de meses más tarde las cosas empeoraron.

Cadenas, había aprendido a vivir con ese sonido por las noches ya no lo asustaba, ahora lo comenzaba a despertar un penetrante olor a alquitrán e incienso, no tardó en comenzar a escuchar cánticos, como si fuera una procesión en misa de réquiem. Fue entonces cuando despertó a una de esas viudas y le preguntó si escuchaba eso, al parecer él era el único que lo escuchaba.

Cansado de tantas dudas fue a hablar con el sacerdote, él nunca fue muy religioso, por ello  no recordaba el nombre del sacerdote, que lo había bautizado, le había dado la comunión y la confirmación (y ese mismo hombre, el sacerdote, era el causante de que muchas mujeres del pueblo hubieran tenido que huir embarazadas, pero no existía forma de comprobarlo, aún se andaba en caballo y carreta).

Luego de unos tragos y promesas de mujeres, el sacerdote le explico que por error lo bautizó con óleo de la extrema unción, culpa de una resaca mal curada. La leyenda dice que sólo esas persona son capaces de ver y escuchar a las almas que vagan por los caminos cercanos a los pueblos buscando quién se les una. La explicación no tranquilizó al joven, y el sacerdote solamente pudo decirle Jamás aceptes la cruz que lleve aquél que encabece la marcha.

Santa Compaña

sábado, 17 de septiembre de 2011

Candados

Llegó al bar al que le tocaba ir a trabajar los jueves, las propinas eran buenas… Trabajaba contando historias, sacando borrachos y sirviendo bebidas, esa noche llego cansado, su mujer hacía unas horas que lo había dejado, se había ido y él no sabía a dónde. No tenía historias preparadas, así que hizo lo que su maestro le había prohibido terminantemente cuando empezó a enseñarle “Jamás cuentes nada de tu vida, terminarás por contaminar todas tus historias y arruinarás tu carrera” Nadie sabía nada de él, así que se imagino que no existiría problema.

Comenzó su historia llevándole tarros de cerveza pura de malta a la mesa de los guardias que recién terminaban su guardia:

Cuando egresó de la carrera de escribano y contador no se imagino nada de lo que les voy a contar, y creo que son de esa clase de cosas que uno nunca se imagina que le sucederán.

Fue en uno de esos viajes, que hizo por causa del trabajo, cuando llegó a tierras de lo que llamaban “El Viejo Mundo” y se tomó la última semana que tenía para conocer más el lugar. No le interesaba mucho conocer la cara turística de los lugares, prefería pasear por donde paseaban los locales, comer donde ellos y, en la medida de lo posible, vivir como uno más de ellos.

Reservó una habitación en una casa de asistencia en el centro de la ciudad y, aunque tenía todos los servicios, lo cierto es que sólo la usó para medio dormir durante esos diez días. Un día mientras caminaba por el extraño complejo de puentes, que parecía una madeja mal enredada, vio en uno de los nodos un anciano contando historias del lugar a los turistas, pensó en pasar de largo pero las siguientes palabras lo hicieron detenerse:

y es por eso que hay tantos candados en todos los barandales de estos puentes, cientos… ¡NO, miles de candados!

En ese instante miró a su alrededor y descubrió que lo que decía aquel anciano era verdad, se veía rodeado por miles de candados, candados hasta donde alcanzaba la vista.

Cuando todos los turistas se alejaban le preguntó al anciano por dicha leyenda y este de mala gana se la volvió a contar, no le puso atención y el anciano al final decidió que no valía la pena perder su tiempo con un juglar de clase como se hacía llamar a los de su gremio, aunque los dos hicieran exactamente lo mismo, sólo que uno no era callejero.

Regresó de su viaje y fue con ella, desempolvaron la relación y con el paso de los meses lograron algo, pero él no sabía que hacer al respecto, y fue esa falta de pantalones y de decisión lo que hizo que lo dejara. Al poco tiempo no volvió a saber de ella y él regreso al viejo mundo. Encontró al vagabundo anciano que hacía años contó esa historia dormido en el mismo nodo del puente, le quito uno de sus candados, lo colgó en el barandal, se guardo las llaves en el bolsillo y se lanzó al río. La corriente no permitió escuchar si sobrevivió a la caída, se dice que lo logro y que ahora vive en una comuna debajo del puente.

Esa fue la última noche que le permitieron seguir contando sus historias, su maestro sabía de lo que hablaba cuando le decía que todos los colores debían permanecer dentro de su cuadro, no podía mezclar su vida con sus historias.

Río

sábado, 10 de septiembre de 2011

090911

“090911 …standing on a hill in the mountain of dreams, telling myself it's not as hard as it seems…”

Ese era el tatuaje que él llevaba en el hombro izquierdo, con tinta negra y sombreado en verde. Pocos conocían el origen de ese tatuaje, aunque a decir verdad sólo sabían la razón de la frase, el número permanecía en el misterio.

Era curioso ver el tatuaje, a simple vista podía darse cuenta uno que el número fue acoplado tiempo después, y que la frase había sido retocada en varias ocasiones para que no perdiera el color.

¿Por qué tienes ese número tatuado?

Larga historia, pero créeme, cuando te suceda algo que lo amerite también te tatuarás uno… No creo que igual, pero lo harás.

Esa era la única explicación que daba, y la verdad nadie entendía que era lo que eso quería decir. Sospechaban que era su número de tarjeta de banco, otros hablaban de que era un código templario (sí, por estúpido que suene) y otros tantos decían que era una fecha… ¿Una fecha? ¿Qué tenía de especial esa fecha? Claro, en caso de que verdaderamente fuera una fecha.

De ser así, eso fue ayer… ¿Qué sucedió ayer?

jueves, 8 de septiembre de 2011

15 años más tarde

Llevaba varios meses trabajando para aquél prestigioso despacho especializado en demandas de responsabilidad civil. En sus tiempos de estudiante parecía prometer mucho en el ámbito académico y catedrático, pero decepcionó a casi toda la planta de profesores de la facultad cuando declinó su oferta de convertirse en profesor mientras estudiaba su doctorado. Decidió salir de la ciudad e irse a pelear a los tribunales.

Después de varios meses peleando por multas de poca monta le llamaron del mencionado despacho, habían aceptado su CV y empezaba a trabajar la semana siguiente.

Las cosas pasaron sin pena ni gloria en un principio, era una ciudad nueva que aún tenía espíritu de pueblo (no sé si eso sea bueno o malo), no todos se conocían, pero siempre tendrías la certeza de conocer a alguien que te presentara a los demás, siempre.

Aquel día lo enviaron a investigar por tres expedientes de los que hacía tiempo no se sabía nada. Eran demandas por varios millones de dólares contra tres empresas del mismo grupo. Durante muchos años se habían dedicado a contaminar una presa, a sabiendas de que gracias a ese cuerpo de agua subsistía casi la mitad de la población de la ciudad.

Éste joven llego a los tribunales, hizo las preguntas que debía hacer, busco las transcripciones del juicio y demás documentos. No consiguió nada, no podía regresar a la oficina con las manos vacías, así que llamó y dijo que regresaría en una semana con los documentos solicitados, al ver tal nivel de decisión sus jefes no se lo impidieron.

Paso una semana haciendo preguntas y buscando personas, llego un momento en el que se dio cuenta de que había gente observándolo, ¿cuidándolo? No, no era posible.

Pasó la semana y lo único que se supo de él fue que aparentemente había tenido que regresar a su pueblo debido a que su padre había fallecido, regresaría dos semanas después para poder estar con la familia. Al menos eso decía la carta enviada a sus jefes.

15 años más tarde

Un equipo de investigación científica que estaba analizando una vieja presa de lo que mucha gente llamaba “El Chernóbil local” encontró una caja de metal hermética con un cadáver dentro. Los registros dentales eran los mismos del joven que fue a visitar a su familia atrás.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Llovía

De esto ya hace un tiempo.

Era de noche, llovía, había más bebidas que personas, también tabaco y otras cosas. Encendí el último cigarro y le di una larga calada, el mareo llego poco a poco. Tenía una cerveza abierta y no me apetecía seguir bebiendo, sin embargo lo hice.

Las voces de todos empezaron a distorsionarse, hasta que desaparecieron del todo… Sólo escuchaba la lluvia, no quería escuchar nada más. A lo lejos podía ver unas luces ¿De qué? Luciérnagas, pequeños destellos de luz que parecían lejanos pero en realidad estaban muy cerca.

Me recordaron a ti, pareces tan lejana e inalcanzable… Pero cuando recuerdo el pasado me doy cuenta de que es posible que seas como una luciernaga, pareces distante pero en realidad estás cerca, bastante cerca.

Siguió lloviendo y seguí bebiendo, deje de escuchar voces, deje de escuchar lluvia, deje de ver las luces… Momentos más tarde había una gran luz que no me permitía seguir durmiendo, aunado a ello un dolor de cabeza impresionante.

Llovía, y aún llueve.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Radiografía

A pesar de estar acostumbrado, seguía odiando la sensación que deja la anestesia cuando está dejando de hacer sus efectos. Lo hacía sentir incompleto (literalmente), más de lo que ya estaba.

El cuarto era completamente blanco, y sólo había una ventana que daba al jardín exterior. Por las tardes podía ver como los demás internos daban un paseo en compañía de sus respectivos enfermeros, a lo lejos podía verse un parque.

Todos los días tenía que recibir los mismos medicamentos y una vez por semana se le aplicaba la anestesia para El tratamiento. Casi todos los internos habían fallecido a las primeras semanas de someterse a él, éste era ya su cuarto mes.

Los medicamentos no le permitían pensar con claridad, ni recordar las cosas de manera coherente. Aunque realmente no quería hacerlo, remontarse años atrás a esa tarde de Octubre en la que todo dejo de ser para él le sería muy doloroso, más en ese estado.

Cada domingo miraba por la ventana durante horas, no a los internos, observaba el parque y sus mesas vacías. Desde que se instaló en ese lugar el centro de readaptación mental el vecindario se evaporó, comprensible para gente que no conoce nada fuera de su pueblo, no quieren estar cerca de los locos. Se insistía mucho en que no saldrían del centro y que no eran peligrosos, pero el estigma social de vivir junto a un manicomio no lo quita nadie.

¿Qué pasó ese día? Era la pregunta con la que todos los días lo despertaban los médicos, al principio pareció entender que era parte del tratamiento, pero luego de cuatro meses así estaba seguro que no, era tortura, él era la nueva víctima y ellos sus verdugos. Era su venganza.

Un día no lo despertaron, miró por la ventana y no había internos paseando, había muchos que estaban acostados en el pasto, estaban dormidos. Vio su puerta abierta y caminó, hacía mucho que no caminaba sólo, fue el momento más hermoso desde hacía varios años.

Caminó mucho, las puertas estaban abiertas por primera vez en mucho tiempo, el aire corría y lo hacía sentir vivo. Se sentía como cuando tocaba el último minuto de Since I’ve been Loving You hacía tantos años, necesitaba recuperar su vida.

Sabía que había actuado mal esa tarde de Octubre, pero se dio cuenta de que no servía de nada seguir culpándose y lamentándose por lo mismo, ya era momento de levantarse.

Salió del lugar y el pueblo estaba vacío, caminó al parque y se sentó en sus mesas vacías, se recostó sobre la mesa y soñó con su vida antes y después de ese momento.

jueves, 28 de julio de 2011

El ave que siempre fue libre

No pasaban de las 5 de la tarde, y ella ya no sabía que hacer. Después de 20 años empiezas a pensar en otras cosas, te das cuenta de que la vida no es como la imaginaste, pero sabes que es estúpido pensar así porque aún te falta mucho por vivir.

Harta de las mismas tonterías de siempre salió de su casa, entre gritos y platos rotos nadie escucho el sonido de las llaves, tampoco el de la puerta. Camino sin rumbo por un par de horas, que le parecieron apenas unos minutos. De pronto se encontró perdida, a pesar de que sabía exactamente dónde estaba. Esa sensación de saber que es lo que quieres hacer y saber que lo puedes hacer, pero no sabes si tomar la decisión de hacerlo o no.

Recordó los gritos de su padre de la última vez que escapó ¡Haz de regresar, tarde o temprano! y así fue. Esta vez sería diferente, no pensaba seguir viviendo esa vida, ¿vida? ¿sin la libertad de decidir que hacer con tu tiempo y tu vida? ¿era eso vida?

Cayó la noche, ella regresó a su casa, pero tal cual se lo había prometido horas antes, sería diferente. Salió de casa minutos más tarde, en una maleta llevaba pinturas y lienzos, en la otra sólo un cambio de ropa. Pero más que nada llevaba la esperanza de demostrarle a la gente de lo que era capaz y de lo errados que estaban.

¿En verdad necesitas el apoyo y la aprobación de la gente para ser tu mismo?

“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.” Friedrich Nietzsche

sábado, 23 de julio de 2011

Desconocido: Capítulo 5

La escena no dejaba mucho a la imaginación. Además de las dos balas (del mismo calibre que en la escena anterior) encontradas en cada víctima había fotografías de otras escenas, mucha de ellas la policía no las había investigado como era debido y otras habían sido muy sonadas. Pero lo verdaderamente inquietante eran las marcas que tenía la víctima en su brazo izquierdo cortes un poco forzados y titubeantes formaban la palabra “JACK”.

La decisión venía directamente de los altos mandos de la política del lugar, ese detalle debería permanecer en secreto. No querían que la gente supiera que tenían un ripper suelto por las calles de su, hasta entonces, tranquila ciudad.

-¿Cómo vamos a lidiar con esto?- preguntó el novato.
-Es relativamente sencillo, a nosotros no nos ponen a controlar a la prensa. No des entrevistas por tu cuenta y si te aborda un reportero en la calle sólo di que es una situación aislada, que no tiene nada que ver con las otras.
-Vaya, suena fácil.
-Como todo en este trabajo… Sólo “suena” fácil.

Regresaron a la comisaría, seguían en blanco, ya que no podían achacarle los homicidios a nadie (a pesar de que ya se hubiera bautizado). Estaban casi seguros de que había sido la misma persona del último homicidio, pero tendrían que comparar los resultados de estos dos con todo lo obtenido en las escenas que aparecían en las fotos que estaban en la habitación, para confirmar que eran obra de JACK.

Mientras esto ocurría JACK admiraba sus fotografías, de todas y cada una de las escenas que había creado. Eran su orgullo, su arte. No era tan tonto como para desprenderse de ellas sin quedarse con una copia, pero curiosamente existía otro juego de esas fotografías, el cual estaba meticulosamente empaquetado y en un camión de correos con destino a la casa de un antiguo conocido de una de sus víctimas, un reportero de poca monta que en varias ocasiones había sido hospitalizado por fuertes depresiones (todas fruto de su fracaso laboral).

El paquete contenía, además de las fotos, una nota hecha a máquina de escribir que rezaba:

“Esta vez no lo eches a perder”

miércoles, 20 de julio de 2011

Desconocido: Capítulo 4

La ciudad estaba silenciosa, como todos los días a esa hora de la madrugada. En esa zona no se escuchaban patrullas ni ambulancias por las noches, la mayor preocupación de los vecinos era que los perros (todos campeones de torneos y de buen pedigree, según decían sus dueños) despertaran a los demás.

Él sentía que necesitaba un nombre, algo que hiciera que lo recordaran. La gente merecía saber quién era el que limpiaba la ciudad de todas ellas. Pero eso no era suficiente, tenían que conocer su trabajo anterior… Para eso era la pequeña maleta con la que salió de su casa a esa hora de la madrugada.

Terminó su cigarro aún dentro del auto.

-Estás haciendo lo correcto, y después de tanto tiempo ya estás empezando a hacerlo bien.
-Cállate, es fácil para ti dar las órdenes cuando ni siquiera te quedas a supervisar el trabajo- Contestó.

Antes de bajar del auto echó un vistazo a la casa. No estaba muy lejos, no había faros en el camino, sería imposible que lo vieran acercarse. Por su investigación sabía que vivía sola, era soltera y se ganaba la vida haciendo felices a celebridades, políticos y empresarios. Nadie sabía su verdadero nombre, ni su verdadera dirección, ella siempre hacía las reservaciones en los lugares más caros y lujosos y se daba la buena vida a costa de su cliente.

-No importa la tarifa ni la posición social, ella sigue siendo lo que es, no lo pienses más.

Salió del auto y caminó hasta la casa, ni un solo ruido. Forzó la cerradura con cuidado y entró, cerró la puerta detrás de él. La casa estaba completamente a oscuras, esperó a que sus ojos se adaptaran a la luz y caminó.

-Subiendo las escaleras, la puerta al final del pasillo, siempre debe estar abierta a menos que esté “trabajando”

La puerta estaba cerrada. Dudó por un momento pero continuó. De la maleta saco su arma, colocó el silenciador y abrió la puerta con cuidado. Estaba tendida en la cama, desnuda, con un sujeto al lado. Ambos profundamente dormidos.

-A los dos, sabes que lo merecen.

domingo, 17 de julio de 2011

Desconocido: Capítulo 3

La casa del SUDES en cuestión no era grande, todo lo contrario tenía solamente el espacio que una sola persona necesita indispensablemente, no podía darse muchos lujos dado el tamaño de su vivienda, pero tampoco es que él los quisiera. Una parte considerable de la casa era la sala, de ahí se podía acceder a todos los demás cuartos, un dormitorio, un baño y la cocina. En la sala se encontraba este personaje bebiendo unos tragos de un bourbon barato que había comprado después de salir del trabajo.

-No creo que estés haciendo bien tu trabajo- le dijo su acompañante a nuestro personaje, el cual le contesto de forma hostil.
-Déjame solo, te dije que no te quería volver a ver.
-No puedes dejarme atrás y lo sabes. Hablo en serio, ¿solo un plomo en la cabeza? Realmente te creía capaz de más.
-¡Cállate!, déjame en paz- dijo el SUDES lanzándole el vaso a su acompañante mientras se alejaba a la cocina.
-Sigue así y te quedarás sin vasos para tomarte tu veneno, idiota.
-Un vaso más un vaso menos, ¿cuál es la puta diferencia? Si al final termino bebiendo directo de la botella.
-O lamiéndolo del suelo… olvide que no recuerdas nada cuando estás en ese estado, aunque la verdad es que eres muy gracioso cuando estas ebrio.
-¿Qué es lo que quieres?- le dijo fría y tajantemente a su acompañante.
-¡Que hagas bien tu trabajo por favor! Podría decir sin problemas que me tienes avergonzado, deja de ser un mediocre tienes el potencial, no entiendo porque no lo usas.
-Bueno, ya lo dijiste, te dije que no quería volver a saber de ti.
-Yo dije muchas cosas también… no te libraras de mi tan fácilmente, ¿lo sabes?.
-Desgraciadamente…- dijo nuestro personaje mientras encendía otro cigarrillo, perdiendo la cuenta de todos los que había fumado en el día.

Afuera no llovía, el clima era piadoso por primera vez en varias semanas, no había sol en el cielo pero la gente podía salir tranquilamente a caminar. Lo que provoco que nuestro SUDES tomara algunas de sus cosas y subiera a su automóvil. De camino pensó que era hora de cambiar su hábito, es más malo de lo que él creía fumar en exceso, pero por ahora lo dejaría así.

sábado, 16 de julio de 2011

Desconocido: Capítulo 2

Un par de horas después del levantamiento de evidencia en la escena del crimen se encontraban los dos detectives encargados del caso hablando sobre este, preparando los detalles para comenzar el día siguiente, mas bien el mismo día dentro de unas horas ya que casi eran las seis de la mañana.

-Al parecer es solo un caso aislado, un asalto seguramente- dijo el rookie del equipo.
-¡Ja!, revisa una vez más los hechos novato, no falta nada de lo que declararon los padres que había en la casa, por lo tanto no fue un robo. Mi apuesta es a un crimen pasional, un ex novio loco posiblemente.
-Está bien, no es un robo. Pero a juzgar por la herida que tiene no creo que sea un simple ex novio, es alguien que sabía muy bien lo que hacía, ¿no estaba ella involucrada con narcóticos o algo por estilo?
-El novio tiene antecedentes por posesión de marihuana, de ahí en fuera no hay nada. Investiguémoslo mañana, mi esposa ya estará creyendo que estoy con mi "novia".
-Por eso nunca me voy a casar.
-Todos los dijimos alguna vez rookie, todos...- contestó su compañero con una mueca, posiblemente una sonrisa burlona.

Mientras esta conversación tenía lugar en la estación de policía, el SUDES se deleitaba viendo una fotografía de lo que consideraba una "obra de justicia", la fotografía la había tomado poco después de haber jalado el gatillo y verla caer a sus pies. Pensó en quedarse un momento en la casa, pero por alguna razón el corazón le latía rápidamente y sentía que se le nublaban las ideas, necesitaba un cigarrillo.

-Por eso fue que salí tan pronto de la casa, lo había olvidado- Se dijo a si mismo después de pasarse por la garganta un buen trago de Jack Daniel's -fue realmente sencillo, no se por que la gente hace mucho problema cuando estas cosas tienen lugar, deberían ser de lo mas natural.

Las lluvias de esa temporada durarían más de lo esperado, un detalle que parecía carecer de importancia para todos, menos para una persona.

viernes, 15 de julio de 2011

Desconocido: Capítulo 1

No era muy tarde, pero las nubes apenas permitían que el sol se asomara, llovía de tal forma que parecía que el cielo caía, cabe mencionar que hacia un frio que calaba hasta los huesos.

Desde la comodidad de su auto una persona veía como una pareja se despedía muy apasionadamente. Tenía la mente en blanco, bueno, no del todo, solía pensar cosas como “no es nada más que una puta” o “esa clase de gente no merece ser feliz, Jack hacía un buen trabajo sacándolas de este mundo, era un héroe no un criminal”.

La pareja no tardo tanto como esperaba. A él le hubiera gustado que tardasen mas, así podría calmarse, terminarse su cigarro y esperar a que Elvis Presley dejara de sonar en el radio, pero no se incomodo por la prontitud de la pareja, al contrario concibió esta situación como una señal. Dio una fuerte calada al cigarro, unos Lucky Strike que había comprado para esa ocasión, le gustaba su sabor pero no frecuentaba comprar cigarros, y bajo del automóvil cuando el hombre se alejo un poco, sabía que la lluvia no le permitiría ver más allá de su nariz.

Se puso unos guantes y forzó la cerradura, relativamente fácil, aunque el clima no ayudaba ya que la humedad del ambiente tenía un efecto malo con las puertas de madera. Toda la casa estaba a oscuras, a excepción de la cocina, donde se encontraba ella. Dio unos pasos y saco una pistola con un silenciador previamente puesto, no quería vecinos cerca cuando él se fuera.

Entró a la cocina y la encontró de espaldas con ropa holgada, aun así se veía muy bien. No permitió que ella volteara a verlo, rápida y limpiamente le colocó una bala en la cabeza y salió por la misma puerta.

Una vez afuera en el pórtico encendió otro cigarro y caminó lentamente hasta el auto, la lluvia ya había cesado, pero aun estaba oscuro, costaba creer que apenas eran las 5 pm.

Esto es solo un recuerdo hoy, pero hay algo que sobrepasa la barrera del tiempo, él sigue afuera, intentando limpiar las calles como otrora lo hiciera su héroe de la niñez, Jack.