jueves, 12 de agosto de 2010

La historia que nadie se atrevió a contarte: Capítulo 7

Los siguientes días transcurrieron sin mayores problemas, nos turnábamos para ir en las mañanas a patrullar el bosque y eliminar a los seres que aparecieran mientras uno de nosotros se quedaba a juntar suministros, armas y comida principalmente, para lo que vendría, como decía Áine. Ella siempre iba a las incursiones, no podíamos arriesgarnos a dejar una desconocida en la bodega de la armería y que alguien en el pueblo la encontrara, en medio de la crisis que les provocó la pérdida de tantos seres queridos no sabemos como reaccionarían.

Un día que Kirk se quedó arreglando los desperfectos en las instalaciones eléctricas de la tienda mientras yo acompañaba a Áine al bosque para verificar que no hubiera nada indeseable ahí. Lo indeseable no estaba en el bosque sino afuera, en las cercanías había dos de esos seres extraños caminando como si nada fuera a pasar. Yo iba manejando la camioneta y Áine estaba en el cajón con su arma y unas prendas cubriéndola, parecía un bulto de basura, por la ventanilla me dijo que los rodeara y me detuviera cuando lo hice no escuche un solo disparo, pero ambos cayeron al suelo. Lo siguiente que me dijo fue simplemente que los subiera al cajón, los botaríamos en el bosque para no dejar nada a la vista.

Después de revisar la parte del bosque que correspondía Áine se sentó en una piedra y me preguntó ¿Quién eres? no me lo tomé en el sentido literal, por lo que antes de contestar lo pensé un poco y decidí decirle que realmente no importaba. Me engañaba a mi mismo, si importaba, posiblemente sería una de las últimas caras que vería antes de morir, ¿por qué me rehusaba?

De cualquier forma, Áine me habló sobre su vida, sobre los detalles que Kirk me dijo que no mencionara a menos que ella me los contara y demás. Ella parecía conocer la situación como si fuera completamente normal, no lo había mencionado antes pero desde que le disparé a la anciana no he podido dormir, la veo en todos lados, siento como si la hubiera matado, por ello es que no sabía que sentir sobre esta mujer, si admiración por soportar lo que siento o asco por ser una asesina de sangre fría. De alguna manera ella se enteró de lo que pensaba y me preguntó que si todavía me sentía mal por lo de la anciana… Es difícil las primeras veces, con el tiempo comienzas a verlos a todos iguales, muertos o vivos, lo que quieren es que te quites de su camino y nadie más que tu puede evitarlo, no te sientas mal, no tenías opción seguramente tenía razón, si no hubiera disparado contra la anciana ¿seguiría yo aquí? con el tiempo te das cuenta de que la moralidad y la ética como todos la conocen no caben en un mundo como este.

Un día interrumpieron todas las programaciones para dar un aviso por parte del gobierno, hablaban mucho sobre un virus y de cuantas vidas había cobrado hasta ese momento, imponían toque de queda y otras tantas medidas de seguridad con mucho más énfasis que las medidas sanitarias, parecía que estaban más preocupados por tenernos encerrados que por tenernos sanos. En el mismo corte hablaron de una inspección en los alrededores, entre los pueblos que tenían prioridad estaba el nuestro, en pocos días pasarían a ver que todos estuviéramos bien y que las condiciones domésticas fueran las idóneas, algo me decía que las cosas no saldrían del todo bien en esa inspección, ya que comenzaban a correr rumores de toda clase de abusos de autoridad que se dieron en las localidades vecinas, para lo cual nuestro pueblo no estaba muy preparado y eso sin mencionar que la mayoría de los que quedaban eran personas de edad avanzada, por lo tanto más vulnerables a ese tipo de abusos.

Solo nos quedaba esperar…