sábado, 17 de julio de 2010

La historia que nadie se atrevió a contarte: Capítulo 3

Una mañana, la recuerdo principalmente porque me levante tarde gracias al ruido de Kirk abriendo la puerta de la armería, llegó Kirk con el periódico que habitualmente compraba por las mañanas. No recuerdo a donde salía a comprarlo, pero salía de madrugada, sin que nadie lo viera, cualquiera diría que seguía consumiendo y a esa hora era cuando iba por sus dosis, digo esto como una especie de aviso ya que si llegó a correr ese rumor.

¿En dónde estaba?… ¡a sí!, cuando llego me despertó y me dio a leer uno de los encabezados de una revista de ciencia que le fascinaba, la verdad nunca me interesaron las ciencias, y no se como le interesaban a un ex alumno de una facultad de filosofía de Alemania. El encabezado rezaba algo así como “Virus S” y según lo que entendí, ya que la revista estaba escrita en lenguaje especializado, es un virus de laboratorio creado hacía ya varios años para usarse en la guerra como armamento químico, ciertas leyes internacionales prohibían su uso pero todos los gobiernos involucrados decidieron continuar con el experimento hasta que un día reportaron perdida una muestra no del virus en sí, sino de uno de los resultados fallidos, según me explicó Kirk esa clase de cosas no se hace de la noche a la mañana, es mucho trabajo de investigación y de laboratorio, después de cada experimento de prueba y si no funciona se guarda la muestra para el archivo y se continua, lo que se perdió fue una muestra de archivo, supuestamente era muy peligroso y para evitar alarmar a la población no se hablarían de los detalles hasta que hubiera forma de controlarla. En ese momento tire la revista y solté una carcajada burlándome de Kirk y su revista subversiva no podía creer que el creyera eso.

Kirk pasó toda la semana intentando explicarme por qué era realidad, recuerdo que uno de los editores y varios columnistas que escribían en dicha revista alguna vez trabajaron en proyectos súper secretos de tal y cual gobierno.

Kirk no se dio por vencido, a la semana siguiente llego con el número de la misma revista y ahora venían descritos los síntomas que tendría alguien con dicho virus, fiebre, dolores en las articulaciones, mareos, vómitos, locura, coma y posteriormente la muerte no se por qué ahora no usaban un término especializado, pero no le tome importancia. Cuando termine de leer el artículo Kirk me dijo que leyera la nota del final de la revista. Una vez más hablaba sobre el virus S, pero ahora agregaba un último síntoma, el director de la revista escribió la nota, ahí se describía que a las 24 horas de que el infectado haya muerto se reanimaría, sería incapaz de hablar y el cuerpo dejaría de necesitar oxígeno para vivir ya que solamente dependerían del virus que tienen en su sistema, en fin, describía el funcionamiento de estos seres como simples semovientes, lentos y torpes. Al final hacía un llamado de estar alerta con toda persona que pudiera tener estos síntomas ya que una ves reanimados no se sabía de que eran capaces.

Meses más tarde mientras intentaba dormir vi un noticiero nacional, donde hablaban de que habían asesinado a unos científicos, posiblemente miembros del crimen organizado. Uno de esos científicos era el director de la revista y el otro fue quien escribió el artículo sobre el virus, gracias al sopor provocado por el noticiero y la hora que era no pude darme cuenta de la coincidencia, que Kirk horas más tarde me hizo notar. El juraba que todo era obra de una conspiración, pero no pude comprender bien de que trataba todo. Mas tarde ese día interrumpieron las transmisiones locales y aparecieron personas del gobierno dando un aviso muy importante decían que había una epidemia de un virus similar al de la gripe, pero más fuerte y altamente contagioso, impusieron un toque de queda y otras tantas medidas que obligaban a la población a estar prácticamente encerrada en su casa. Ya se imaginaran a Kirk, preparándose como si fuera el fin del mundo, agradeciendo que estamos en una armería, y demás cosas que me sacaban de quicio, pero después de varios meses, ya casi un año, de vivir en ese lugar llegue a la conclusión de que era una persona en la que podía confiar, tal vez por esa razón no me incomodaba tanto el hecho de que estuviera como loco.

Un día como cualquier otro, desperté y salí al bar para ver si el amable cantinero, no recuerdo su nombre en este momento, podía prepararme algo de desayunar, era domingo y me sentía con ánimos de ir a ver gente. Al llegar al bar note que estaba cerrado, cosa bastante rara, ya que siempre abría temprano. Antes de que tocará la puerta uno de los vecinos me dijo que el bar no abriría, ya que el cantinero estaba muy enfermo, tenían miedo de que fuera algo grave, pero que estaría bien ya que todos lo estaban cuidando. Y así era, literalmente todos lo cuidaban, tomaban turnos para verificar que no tuviera dificultades y el médico, que en realidad era solo un ex alumno de alguna escuela de medicina de España, lo visitaba tres veces al día.

No me pareció muy sensato que lo hicieran, pero siempre que alguien del pueblo se enfermaba sucedía de esa manera, decirles que pararan era ir en contra de una costumbre casi sagrada, así que me ahorre mis comentarios… por el momento.

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