jueves, 29 de julio de 2010

La historia que nadie se atrevió a contarte: Capítulo 6

La incursión al hospital del ejército no fue del todo satisfactoria, había poco que pudiéramos usar y salimos de ahí con dos bajas, eran buenas personas. Uno de ellos había sido mecánico y el era quien se encargaba de todo lo que tuviera motor o engranes en el refugio, ahora tendremos que ver como solucionamos ese problema, del otro no se mucho, me dijeron que cuando comenzó la crisis logró escapar de una prisión, no hablaba con nadie y cuando lo hacía las cosas terminaban muy mal para todos, ya que siempre teníamos que separar la pelea y realmente era bueno peleando, pero eso no nos servía mucho ya que meterse contra esas criaturas en combate cerrado puede terminar muy mal. El hospital había sido saqueado por piratas, así me gusta llamarles, gente caótica que aprovechó la ausencia de ley para hacer de las suyas, por lo general solo roban armas y comida, se niegan a unirse a otros supervivientes pero aceptan a cualquiera que abandone su refugio con tal de unírseles. Bueno, estaba contándoles sobre lo que sucedió después de los interrogatorios.

***

Semanas después de regresar al pueblo Kirk me dijo que Áine, su amiga, llegaría por esas fechas, ya la habían reportado desaparecida en su casa y su madre le estaba dando pistas falsas a la policía para ganar tiempo, el que me mencionara ese detalle me hizo pensar que no era la primera vez que Kirk tenía un roce con la ley y realmente no sabía que esperar de su amiga. Kirk quedó de verse con Áine en un restaurante pequeño que estaba unos 3 kilómetros alejado del pueblo y me pidió que lo acompañara. Tomamos la camioneta del viejo Wolfgan, que nos la presto de mala gana porque llevábamos algunas semanas sin trabajar como deberíamos y nos dijo que nos lo recordaría el día de pago, por alguna razón ya no me importaba que no me pagará como antes, no tenía el corazón para despedirnos, ya que a pesar de todo nosotros éramos los que lo cuidábamos cuando se ponía mal.

De camino al restaurante Kirk me explicó que ella era todo un caso, la conoció en un viaje que hizo a Irlanda. Me dijo que no le mencionara nada sobre lo que estaba a punto de contarme, Áine era hija de madre irlandesa y padre español, ambos estaban metidos en malos pasos, la madre vivía de pasar armas ilegalmente a los estados unidos y una buena parte de sus ganancias las donaba al ERI y su padre era parte de una célula terrorista relacionada con el ETA. Kirk no me dijo más, pero saque mis conclusiones, así que deje que Kirk hablara, yo me limitaría a pedir algo de tomar una vez ahí.

Llegamos al restaurante y Kirk me dijo que no debíamos bajar de la camioneta todavía, debíamos esperar un momento, no me dijo por que. Tras unos minutos de silencio sonó el celular de Kirk, contestó rápidamente y en altavoz, del aparato salió una voz con acento que le dijo “Vuelve a la carretera y maneja hacía el norte, con las intermitentes encendidas” Así fue, no se por cuanto tiempo, puede que al rededor de 1 hora. Ya nos estábamos alejando bastante del pueblo cuando el teléfono de Kirk sonó de nuevo “Baja la velocidad, voy a saltar” y colgó… de los árboles que tenía a mi derecha cayó algo en el cajón de la camioneta, no lo vi bien pero me imagine que era Áine ya que en ese momento Kirk apagó las intermitentes y dio la vuelta para regresar por donde veníamos, por una carretera prácticamente desierta.

Llegamos a la armería y estacionamos la camioneta en la parte de atrás, en el camino Kirk me explicó que no debía mencionar nada de esta persona en el pueblo, me dijo que se había escondido en una caja de municiones vacía para ayudarnos a pretender que fuimos a recoger un cargamento. El viejo Wolfgan se dio cuenta de que llegamos un poco tarde y salió de su casa para ver que sucedía, después de interrogarnos sobre la tardanza, porque teníamos un cargamento adelantado y demás cosas nos dejo en paz, por suerte no quiso revisar la caja.

Pasaron lo que quedaba de día hablando en la bodega y yo como autómata, escuchando. No parecían haber perdido el contacto últimamente, ya que no parecían emocionados de verse, cuando en realidad llevaban varios años sin saber el uno del otro, según me contó Kirk. Recuerdo las primeras palabras que Áine me dijo “Ve a dormir un poco, salimos en la noche” y como autómata que era en ese momento fui a dormir un poco. En realidad no pude cerrar los ojos por más de algunos minutos, siempre había algo que me despertaba, el viento cargaba un gemido, un aullido de sufrimiento, y no lo digo en sentido poético, era verdad había algo en el bosque que hacía ese ruido, no eran lobos, ni osos era algo diferente, parecían los lamentos de algún ser torturado. No recuerdo que pasaba por mi mente cuando por la escotilla que tenía el ático se asomó la cabeza de Kirk, solamente me dijo “Vámonos”

Al salir de la armería pensé tomaríamos la camioneta del anciano, pero Áine dijo que era muy ruidosa, no podíamos arriesgarnos a nada, iríamos a pie, no sabía a donde pero antes de salir Kirk me dio una escopeta y me dijo que tomara mi pistola, las necesitaría. De la armería al bosque se hace al rededor de 30 minutos a pie y una vez dentro del bosque hay un camino que nos lleva al cementerio que está casi en el corazón del bosque, me di cuenta de que nuestro objetivo era el cementerio a medio camino antes de llegar al bosque, ¿o solamente estaba especulando?… de cualquier forma, llegamos a la entrada del bosque y el aullido se escuchaba muy cerca, era la bestia del bosque a la que todos tememos de pequeños, lo pensé y no pude evitar reírme, error, en ese momento el gemido se cortó de golpe y volvió acompañado por otros tantos, tuvimos que adentrarnos al bosque hasta que los gemidos se escuchaban a lo lejos.

Seguimos moviéndonos por el bosque hasta que llegamos a una colina que estaba en la parte de atrás del cementerio, podíamos ver como se movían, caminaban lenta y torpemente no había un solo ruido como los que debería haber en el bosque, ocasionalmente uno de ellos aullaba como torturado, la imagen era escalofriante y la neblina que empezaba a bajar no ayudaba mucho.

“Tenemos poco tiempo antes de que la niebla nos quite la visión, Chess tu te encargarás de cubrirnos si se acercan a la colina” me dijo Áine mientras ella y Kirk ponían silenciadores en sus armas, no querían alarmar al pueblo, y mucho menos a sus vecinos. Lo que sigue es fácil de inferir, Kirk y Áine limpiaron el cementerio mientras yo vigilaba por si se acercaban, solamente dispare una vez, fue para eliminar a la anciana que poco hablaba, no estaba en el cementerio, de hecho parece que salió del lugar y se puso a vagar por el bosque, lo que me hizo pensar que no eliminamos a todos.

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